Ayer me dirijía a clase en bici y me pasaron dos sucesos curiosos concatenados. Primero, un cacho antes de la columna de la victoria empiezo a oir por el auricular, sobre el fondo de Klassik Radio, una conversasión privada en alemán. No sé a razón de qué se coló esa conversasión en mi oreja, pero yo intento escucharla y entenderla hasta el tschüss final.
Todavía sorprendido por mi clase previa mañanera de alemán, llego a la rotonda de la columna y veo como un tío cruza un paso de peatones, también en bici, pero golpeando la rueda delantera contra el suelo en pequeños saltos y está medio a punto de arroyarme. Me digo: "será que le ayuda a ir más rápido o algo así". Lo adelanto y me paro en el siguiente stop y unos segundos después vuelve a pasar por detrás de mí el susodicho sujeto haciendo el mismo curioso ejercicio y gritando de un modo poco común mientras se marcha en la lejanía de la 17 de Junio.
El semáforo se pone en verde y sigo mi trayecto resignado. Aquí uno puede encontrarse cualquier cosa. La cuestión es asumirlo con normalidad y seguir rodando.
besitos
martes, 9 de diciembre de 2008
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